viernes, 13 de abril de 2012

Y, de pronto, sin saber cómo, ella tomó un vaso, lo llenó hasta la mitad y se hizo la pregunta que ella ya consideraba cliché. ¿Medio lleno, o medio vacío? Lo vio, vio el cielo. Vio el vaso, vio su reflejo. Evitaba responder, o, en todo caso, no sabía qué responder. Si decía lo primero, luego sentiría que en realidad era lo segundo...y, claro, viceversa. 
Si alguien se pregunta qué hice, la respuesta es nada. Tenía sed, decidí tomar el vaso y-valga la redundancia- tomar el agua que este contenía. 


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