domingo, 10 de septiembre de 2017

Estoy descubriendo mis heridas

Hoy leí mi diario de cuando cumplí quince años. Era el año 2009, vivía en Huancayo, mi hermana cursaba el primer año de universidad en Lima y mi madre y mi padre siempre tenían muchas cosas por resolver. Tenía un enamorado, a veces lo tenía, a veces quería que desaparezca. O, quizás, era yo quien quería desaparecer.
Hace unos días estuve en Huancayo y sentí una sensación que no me era familiar hace muchos años. El deseo de ser rescatada, de que alguien más me salve, me permita tener un espacio en el cual era posible huir de mí, de mí misma, de mi familia, de mis problemas. De todo aquello que es tan mío pero que a veces solo deseo negar, no ver, callar; mantener en la oscuridad.
Cuando terminamos, te dije que algún día te buscaría para explicarte qué sucede conmigo, para contarte todo lo que vaya resolviendo en el camino. En mi terapia.
Lo primero que quiero contarte, es esto: he ido a tres psicólogas en toda mi vida. Tú has sido parte de esas tres psicólogas.
La primera vez, fui por crisis ante el futuro. No sabía qué quería estudiar. No quería equivocarme; no me estaba permitido hacerlo. No podía dormir, cuando cruzaba un puente, me detenía un rato a ver los carros, y en más de una ocasión pensé en saltar y acabar con mi vida. Porque, si me moría, ya no tenía que tomar decisiones. Crecer no ha sido fácil para mí. Nunca lo ha sido pero estoy bien con eso, ahora lo sé, ahora intento aceptarlo. En medio de esa crisis, apareciste tú. Un día, en lugar de hablar de mi crisis, hablé de ti. Nunca más volví a ver a esa psicóloga. Le dije que había elegido psicología a pesar de que ella me había recomendado comunicaciones. Ahora sé que me hubiera ido bien en ambas pero no me arrepiento de mi decisión.

La segunda vez que fui a una psicóloga, fue por un acuerdo mutuo. Nos hacíamos tanto daño que decidimos que era momento de tener un espacio, cada quien por su lado. Cuando pensé en la posibilidad de ir a terapia de pareja; me asusté. Es de la veces que más miedo he sentido en toda mi vida. No entendía cómo, a tan corta edad, necesitaba terapia de pareja. ¿Cómo era posible que nos hiciéramos tanto daño si solo jurábamos amarnos? Fui una vez y nunca volví. La mejor decisión que he podido tomar es no haber iniciado terapia con esa psicóloga. Son los ochenta soles peor gastados en lo que va de mi vida. Aunque, de alguna forma, me enseñó algo. Aprendí qué tipo de psicóloga no quiero ser y espero lograr, al menos, eso. Unos días después, tú y yo hicimos el amor por última vez, y quizás no lo sabíamos. Quizás sí. ¿Sabes cuál siento que fue mi despedida? Cuando fuimos a comer makis con tu hermana y su enamorado. Cuando fui al baño, al regresar, vi nuestra mesa, les vi, me vieron... y sentí una sensación en el pecho que con el tiempo he aprendido a reconocer; es la sensación que te advierte que esa, esa es una de las últimas veces que algo así sucederá. Sentí algo parecido cuando me despedí de mis dos abuelas, sin saber que sería la última vez que las vería lo suficientemente vivas como para poder darme un abrazo de vuelta.


La tercera vez que fui a una psicóloga, fue el año pasado. Habíamos terminado, estaba triste aunque me tomó tiempo darme cuenta de eso. Mi primera reacción fue el neuroticismo; salía todos los fines de semana, besaba chicos aunque no sabía sus nombres y bailaba como si no hubiera un mañana. Te dije adiós y le dije hola a un grupo hermoso; a mis Descosidos. Terminó el año, llegó mi cumpleaños y luego, mi abuela murió de una forma tan violenta que aún hoy es difícil hablar de lo que sucedió, sin llorar. Me tomó algunos meses más cuando finalmente me decidí iniciar terapia. Llegué tan furiosa, tan nerviosa, con tanto miedo, que me costaba incluso ir. Llegaba tardísimo, no hablaba, y no había sesión en la que no le dijera a MP que la vida es una mierda. "La vida es una mierda, MP, punto". Me sentí infinitamente sola. Te odié. Te odié por no estar cuando más necesitaba de mis personas de toda la vida a mi lado. Me enojé con mis amigos, con mis amigas, con mi familia. La alegría era un insulto para mí. Tenía duelos pendientes. Tenía tu ausencia pendiente. Ha pasado casi un año, sigo con MP. Es joven pero sé que es inteligente. Ahora soy puntual, me preocupa llegar tarde. Ahora me permito llorar. Ahora se permite reír.


Si has estado en esos tres momentos, es por algo.
No voy a negarte en mi vida, ni en mi pasado. Ni en mi presente. Porque aunque ya no hablemos, aún cargo con tu recuerdo, y ya depende de mí qué hacer con él.
Ya pasó el tiempo de pedir explicaciones, de cerrar libros. Ya lo entendí.
MP dice que quizás no coincidimos. Nuestras vidas están en movimientos diferentes, nuestras lunas, nuestros soles, nuestras estrellas. Estamos moviéndonos sin saber qué sucede con la otra persona. Continuemos, porque yo sé que, si en algún momento vamos a tener que coincidir, pues, sucederá. Y, si no sucede, al menos ahora sé que intenté acercarme pero solo encontré rechazo. Y tampoco me enojo por eso.
Que la vida sea justa contigo. Siempre.








Un amor, cuando es amor, es capaz de respetar otro amor; por amor

Ojalá algún día quieras hablar.
Ojalá no sea tarde.
Ojalá, aún quiera hablar.
Ojalá la poesía fuera lo suficientemente poderosa como para permitirnos crear un espacio dentro de este mundo en el que ya es casi imposible coincidir.
Ojalá, tu orgullo llegue a pesarte tanto que necesites quitártelo por pura supervivencia.
Ojalá me busques en otros ojos hasta el fin de tus días.
Ojalá siempre sienta tu perfume.
Ojalá, el día que nuestros cuerpos no puedan más, y veamos esa película completa que ha sido nuestra vida, nos hallemos entre tantos recuerdos.
Ojalá, cuando eso suceda, solo sintamos paz en el alma y amor en el corazón.
Ojalá, antes de que eso suceda, podamos tomar un café.
Ojalá volvamos a sonreírnos.
Ojalá algún día deje de escribir para ti.

jueves, 17 de agosto de 2017

Ya perdí la cuenta de las veces que he escrito aquí para despedirme, incluso prefiero no contarlas. Es difícil decir adiós a alguien que me ha acompañado casi la mitad de mi vida, aunque no hayamos vivido tantas aventuras como seguramente ahora las vives, creo que simplemente fue diferente.
Hoy escribo para honrar mi pasado, pero siendo honesta conmigo como nunca antes lo fui. Es cierto que creo que es necesario vivir los procesos, cada paso, y finalmente reconciliarte con tu pasado, de alguna forma, re constuir... pero, creo que en este intento de integrar todo lo que ha sucedido entre nosotros, me he quedado sola. Sin ti.
No te culpo por estar tan presente en mi vida, como en los últimos diez años, soy yo quien aún no maneja bien los cierres, e invierte muchos minutos y muchas sesiones, hablando de eso. Sin embargo, creo que bloquear y negar completamente a la persona que en algún momento sentiste que amabas, tampoco es la mejor solución.
Entonces, esta es mi pregunta, ¿qué fue aquello que hice que te dañó tanto como para expulsarme de tu vida por completo?

Quiero una respuesta pero no sé si pueda esperar mucho tiempo más sintiéndome tan tóxica como me siento ahora. Aunque sea solo por momentos. Estoy bien, realmente me siento mejor estos últimos años, pero no puedo evitar estos momentos en los que regresas, en los que quisiera hablar contigo solo como dos personas que en algún momento se quisieron lo suficiente como para creer que estarían ahí sin importar qué suceda.
Creo que aún a veces recuerdo a esa persona y olvido que, probablemente, esa persona ya no eres tú.

martes, 8 de agosto de 2017

A veces me pregunto si tú también me extrañas.
¿Me extrañas?

lunes, 24 de julio de 2017

Julio

¿Nos encontraremos en alguna calle de nuestra ciudad?
It's been a long time.

jueves, 15 de junio de 2017

Fuiste mi tema 'tabù'

"Lu, es necesario que toquemos este tema, que hablemos de esto que no hemos hablado tanto... quizás es un tema tabú' pero es necesario que lo hables. Tenemos que hablar de fuki..."
Lu: "era un tema tabú', ya no lo es. Ya lo hablé, lo hablé tanto en terapia, conmigo... ya no es un tema tabú'"
"Qué bueno saber eso, qué hermoso escucharte decirlo"


Ese día nos abrazamos, éramos esas tres personas pequeñas que se conocieron en el jardín. Tres almas que han caminado juntas durante más de veinte años, a veces muy juntas, a veces acompañando a la distancia. Éramos ella, él y yo; llorando nuestras penas, sonriendo porque aún nos tenemos, con un poco de alcohol en la sangre, con tanto amor. Él nos dijo que éramos un trípode, yo les dije que siempre nos vamos a tener, ella no paraba de llorar y de decir cuánto nos ama. El amor se expresa en tantas formas, el amor está incluso cuando no eres capaz de reconocerlo y es tan paciente que permanece, constante, paciente, hasta que lo reconozcas. Es necesario reconciliarse con una misma para poder continuar, para volver a reconocer el amor en diferentes personas. Para volver a confiar sin la predisposición al sufrimiento que son rezagos de historias dolorosas.

Me has costado meses de terapia pero cada minuto que he hablado de ti con María Paz, me ha ayudado a perdonar. A reconocerme otra vez. Quizás aún no tengo la madeja completa, ovillada, lista para una nueva creación... pero sé que hoy hay menos nudos. Quiero escribir hoy porque estos días han sido de alivio cuando he pensado en ti, quizás aún te piense muchos años más... cada vez menos días al mes, menos veces al día.

¡Qué increíble es poder soltar! Da ganas de gritarlo, de mirarte a los ojos y decirte que ya te dejé ir y sonreír porque es una alegría saber que por fin puedo estar tranquila con esta parte de mi pasado. Estoy sanando, Jota.
Por fin estoy sanando aunque cada paso que doy me cuesta muchísimo.
Estuviste hasta cuando tuviste que estar. Ni un día más.

domingo, 30 de abril de 2017

martes, 18 de abril de 2017

USB

Estoy esperando a que sea fin de mes y recibir mi pago. Voy a separar el dinero que separo cada mes desde hace casi seis, para pagarle a MP, mi terapeuta de cada martes. La mujer que a veces hace da tacho y otras de contenedor. La única persona a la que aún le hablo de ti, aunque también con ella me ha costado ser sincera al inicio- y hasta ahora a veces me cuesta- cada vez me siento mejor contándole lo mierda que me siento casi siempre últimamente. Le digo cuánto te extraño y lo estúpida que me siento por seguir mencionándote casi en todas nuestras sesiones. Es la mujer que me señala lo dura que suelo ser conmigo misma y, aunque no lo dice directamente, me coloca en una situación de perdón hacia mí misma. De perdón, de aceptación, de vulnerabilidad. De completa desnudez. Es la mujer que sabe que te llamé para decirte lo imbécil que fuiste, ella sabía que quería llamarte muchas semanas antes de hacerlo. Así como también sabía que quería llamarte para decirte lo feliz que estoy por ti, por tus logros. Es la mujer que me señala, de manera casi directa en algunas ocasiones, lo difícil que es para mí poder esperar. Darme tiempo. Aceptar los tiempos. Respirar en el proceso. Respirar, simplemente llenar de oxígeno cada parte de mi ser y continuar. Es la mujer a la que le cuento el miedo infinito que le tengo a las pastillas, a los psicofármacos, a las drogas que prometen nivelar mi serotonina, mi dopamina, que me ayudarán a sentir calma, a dormir mejor, a dejar de soñarte. Ella sabe cuánto miedo les tengo a esos trozos de mil formas y colores y respeta mi miedo. Sabe que confío en la alimentación sana y en la meditación diaria y a veces sonríe/ríe cuando le digo que quizás estoy tan mal ese martes porque no he hecho ejercicios hace varios días, porque comí harinas, porque no medité. Sí, ahora medito. No lo hago diario pero lo hago. Poco a poco. Paso a paso. Ya no como casi nada procesado. A veces como pan, a veces como un pedazo de pastel. Aún casi siempre como y siento culpa por lo que como, por mi cuerpo, por mi redondo cuerpo. Aún cuento las calorías, aún me veo al espejo y lloro. Aún soy vulnerable conmigo misma pero estoy aprendiendo a quererme...a quererme sinceramente, y creo que es la primera vez que realmente lo estoy haciendo. MP sabe cuánto te extraño y cuánto me flagelo cuando hago algo en relación a ti. Ella escucha cuánto me castigo verbalmente antes de aceptar que quizás es bueno dejar ver esa vulnerabilidad que aún tengo cuando hablo de ti, cuando te llamo. Cuando te llamo luego de decirle por varias semanas, que quería hacerlo. Me escucha cuando le digo que fui una estúpida por hacerlo y seguidamente le digo que fue bueno hacerlo. Me escucha y me lanza palabras que hacen que me cuestione, que cuestione porqué me castigo tanto antes de aceptar que hice algo que necesitaba hacer.
MP es mi tacho de basura cuando estoy tan triste que no encuentro mejor manera de decirle las cosas que estando enojada, insultando a cada persona que le menciono en mi relato. Insultándome, insultándome, insultándome. MP me recibió así, hecha mierda casi de manera literal. MP me recibió cuando yo ni siquiera estaba convencida de lo que estaba haciendo, cuando aún me costaba el triple de lo que me cuesta ahora, formar un nuevo vínculo. MP me recibió cuando yo llegaba veinte minutos tarde a nuestra sesión y me quedaba callada veinte minutos más. Cuando ella me buscaba con la mirada y me decía, "¿en qué andas?". MP ha sido mi tacho de basura durante todo el año pasado, cuando iba únicamente a decirle lo mierda que era la vida y lo presente que estaba la muerte en mi vida. Cuando mi vida era, básicamente, vivir con la muerte cada día. Sintiéndola, respirándola, absorbiéndola, odiándola y también queriéndola. MP me conoció junto a mis muertos y a mis muertas; cuando yo llegué, le dije que tenía tres duelos: tú y mis dos abuelas. Le dije que de esos tres duelos, solo uno no me dañaba; le dije que tú y mi abuela aún me dolían. Le dije que no pude despedirme de ella. Le dije que me sentí totalmente engañada cuando fue nuestra despedida, porque me mentiste. MP sabe las veces que te he stalkeado, que he visto cómo brindabas con nuestro champagne para los diez años; por tu primer aniversario. MP sabe que he sufrido y que aún sufro; no por ti, sino por cómo vivo todo lo que me sucede. MP le llama "sensibilidad" a todo aquello que yo le llamo "intensidad". MP sabe de este blog y siempre me lanza comentarios que cuestionan lo público y lo privado. Mi blog, mi instagram, mi twitter. MP sabe que tu enamorada me stalkea.
MP sabe que a veces me quiero morir; sabe que a ti siempre te decía que quería dormir tres meses y luego despertar. Aún lo siento. MP sabe y quizás ahora comprende mejor, que estoy quebrada y quizás siempre lo esté.
Por eso espero a fin de mes, para poder cobrar mi cheque y poder pagarle a MP. Pero esta vez, también espero mi sueldo para poder comprar un usb, para almacenar todo lo que he acumulado en este blog durante tantos años. Para guardar todas las cartas que te he escrito y que, ahora estoy segura, nunca has leído, y desaparecer este rinconcito público pero tan íntimo, del ciberespacio. Para dejar de esperar, de preguntarme, si alguna vez has vuelto a pasar por acá.
Ya estoy lista para cerrar este blog. Ya estoy lista para abrir otro.
Mi última entrada, tendrá las mismas palabras con las que empezará mi nuevo espacio público pero íntimo.


jueves, 13 de abril de 2017

Yo te llevo dentro, hasta la raíz. Y por más que crezca, tú siempre vas a estar aquí.
Prefiero comprender que siempre estarás en mí, porque si me enojo, solo me enojo conmigo. Tú estás dentro, quizás en ese lugar en mi corazón en el que habitan todos mis muertos, todas mis muertas. Quizás también estás ahí.
Aún te extraño. Aún quisiera abrazarte. Qué difícil es vivir con tantos abrazos pendientes.
¿Has cambiado tanto que ya no me tienes dentro?
¿Has cambiado tanto que ya no me extrañas, ni mi risa, ni mis abrazos?
Seguramente sí.
Yo estoy cambiando pero también comprendo en el camino que tú ya te quedaste por siempre en un rinconcito de mi alma y eso, está bien. Voy a guardar ese pedacito tuyo que se quedó conmigo como el último vestigio de lo que alguna vez fuiste. Lo que queda de alguien que conocí. Lo que queda de ti, cuando aún estabas aqui.

martes, 11 de abril de 2017

11 de abril- Ya hablamos, ya te puedo decir adiós

Es la primera vez que escribo desde mi celular. Es la primera vez que escribo desde el lugar en el que estoy. Es la primera vez que vengo a ver la luna para cerrar un ciclo. Un hermoso, complejo y largo ciclo. Es la primera vez que hablo con la luna de ti, de lo importante y necesario que es dejarte ir. Dejarte ir luego de tantos años. Creo que es la primera vez quee cuesta tanto no llamarte, no pedirte que vengas un momento, decirte que podemos aprovechar eta luna. Es la primera vez que quiero compartir la luna contigo con el único propósito de cerrar nuestro libro. Ojalá estuvieras aquí, ojalá te viera caminando.
Luego de hablar, quise volver a llamar solo para preguntarte si realmente te volviste a enamorar, para que me cuentes cómo es, qué se siente... cómo fue dejarme ir. Dejarme ir aún cuando seguíamos juntos
 ¿Algún día mi cuerpo olvidará cada sensación que me provocabas cuando hacíamos el amor? Hoy, miro a la luna y en ella veo nuestro reflejo, y recuerdo cuando veníamos, cuando dijimos que este sería nuestro espacio. No he dejado de venir...Siempre he sentido que es mi espacio y, algunas veces, como hoy, también he deseado verte por aquí.
Ojalá me extrañaras un día con la intensidad con la que yo lo hago. Ojalá desearas verme tanto como yo lo deseo.
Hoy he venido a pedirle a la luna ya no extrañarte tanto, y dejar de desear encontramos, dejar de pensar que vamos a coincidir en esta vida. Hoy, hoy realmente te digo adiós. Aunque me es imposible dejarle un espacio a lo inesperado.
¿Realmente aún te amo o solo te extraño?
Le he dicho a la luna que me quiero enamorar, que aún no estoy lista para un amor intenso y para siempre... pero me quiero enamorar.
Cada vez que escribo, alzo la vista, miro la luna, le hablo, la contemplo, respiro hondo... te pienso. Que seas muy feliz.


sábado, 25 de marzo de 2017

Mereces a alguien que te ame con cada milímetro de su ser. Alguien que te ame incluso cuando sienta que todo está terminando, y quizás todo termine, pero ese amor se transformará. Necesitas elegir vivir al lado de alguien que te haga tanto bien que todos los miedos, se hagan chiquitos. Con quien puedas pasar un día entero y con quien disfrutes ver el sunset en el malecón y asombrarse por todos los increíbles colores del cielo. Alguien a quien le puedas decir que es tu luna, o tu sol. Yo era tu luna. Quizás ahora ella es tu sol. Ambas alumbran, de diferentes formas, en diferentes tiempos y momentos. 
Yo te amé, no sé si siempre te amé con cada milímetro de mi ser, pero sé que te amé. Sé que me amaste, quizás con cada milímetro de tu ser o quizás no, pero me amaste y el amor siempre llena y alimenta. Es preciso que te encuentres junto a alguien que sea capaz de hacerte estremecer con solo soplar en tu oreja y que recorra cada pedazo de tu piel, descubriéndote, descubriéndose dentro de tanto placer. Que te motive a explorar. 
Alguien que quiera recorrer el mundo con tantas ganas que solo te permitas pedirle ser su compañerx de ruta, "¿quieres dar la vuelta al mundo? Pues bien, hay que darla".
Permítete admirar sus pasiones y compartir las tuyas y tener algunas que sean compartidas, alguien con quien poder intercambiar libros, películas, canciones, alguien con quien ir al teatro; porque el teatro, siempre cura, siempre conecta y, por un momento, te permita estar en un mundo, sin estarlo en la realidad. Es magia pura.
No te conformes con amores mediocres y mucho menos, regreses a los amores que te hicieron tanto daño, tanto, que terminaste asustadx, temerosx de volver a amar. Confía en que el amor es bueno, hermoso y sano. Perdónate por todos esos momentos en los que pensaste que el amor era doloroso y lleno de peleas, no lo es. Jamás es. Y perdón si fui yo quien te enseñó esa mentira, porque yo también me estoy perdonando y, en el camino, también te estoy perdonando. Nos amamos, y al inicio, fue el amor más puro que quizás hemos sentido y sentiremos en lo que nos queda de vida. El caos y todo lo que causó dolor, enseña lo que quieres y lo que no, en una próxima relación.
Nunca olvides que yo te amé. 
Yo ya comprendí que tú me amaste. 
Ya no hay odio, ya no hay dolor. 
Quisiera abraszarte, decirte lo feliz que estoy por ti. 
Aún recuerdo el día que ingresaste a la carrera, estabas en mi casa, nos abrazamos, reímos y nos abrazamos. Y me sentí tan feliz por ti. Siempre voy a estar feliz por tus logros, por ti. 
Hablamos tantas veces de tu tesis y de tu graduación y de tu fiesta. Siento nostalgia, nostalgia por no haber estado a tu lado. No es rencor, no es enojo, es nostalgia y es una nostalgia que termina en sonrisa. Yo sé que, de alguna forma, un pedazo de mí, ha quedado impregnado en ti, hasta lo más profundo; así como yo aún siento un pedazo de ti, que ya no duele, al contrario, acompaña. 
Disfruta mucho de todo lo que viene, yo sé que estarás bien. 
Te amo, aún te amo. El amor muta, siempre muta. 
Te he llamado, te extraño. Quisiera decirte que estoy feliz por ti, escucharte un rato. 
Sé que quizás aún no es el momento. Respiro. Respiro. Respiro. Acepto los tiempos, no los fuerzo. Respiro, río, miro al cielo, veo la luna, ¿aún me ves cuando ves la luna? 
Vuelvo a respirar.


domingo, 19 de marzo de 2017

Lo lograste

"Mi plan es graduarme y luego pedirte la mano...y perdona si te asusto pero realmente yo quiero vivir pronto contigo"

No me pediste la mano y al parecer, no pasará conmigo pero seguro que unirás tu vida con alguien con quien seas muy feliz. Pero sí te graduaste y, ese logro, de alguna forma, también lo siento un poquitito mío; quizás porque sé cuánto costó y también cuánto lo disfrutaste. Quizás porque siento que de alguna forma, también "nos costó" pero que también pudo no costar tanto.
Sé que ayer estuviste muy feliz junto a los pilares de tu vida. Ayer, por ironías de la vida, yo también tuve que estar de gala y lo más irónico fue que pasé por el hotel...lo único que hice fue mirar el hotel mientras el taxi avanzaba y desearte absolutamente todo lo bueno del mundo y de la vida. Te mereces tanto este logro...quizás aún no he curado todas mis heridas y quizás tú tampoco o quizás sí...pero ayer, por muchos minutos, fui infinitamente feliz por ti. Quisiera abrazarte, aún estoy feliz por ti.
Que el próximo paso esté lleno de aprendizaje en todo el sentido de la palabra. Te quiero, aunque sé que a estas alturas ya somos muy diferentes, ese no es motivo para no sentirme feliz por ti. Te lo mereces.

Un abrazo con todo el cariño. 
Un abrazo que me hubiera gustado tanto darte ayer.
Un abrazo que yo sé que nos daremos, si no es en esta vida, en otra será.
Pdt.- Ayer no pude evitar preguntarme si, quizás, en algún momento no pensaste en mí.

domingo, 12 de marzo de 2017

Querido Jota:

Hoy te he extrañado más que otros días. He pensado en ti casi toda la tarde y he deseado ir al malecón con el deseo de encontrarte, ¿recuerdas cuando me dijiste que, si peleábamos, ese sería el lugar en el que nos veríamos? Hoy lo recordé tantas veces...pero no fui.Quizás tampoco te hubiera encontrado. Así como no te encontré todas las veces que fui pensando en que te vería, luego de la última vez que hablamos.
Sé que ha pasado ya mucho tiempo, quizás ya no debería escribir de ti y tampoco debería escribir para ti...pero así soy yo; de procesos lentos. Hoy te he querido mucho en mis recuerdos pero también, debo ser sincera, ha sido muy difícil recordar algún momento juntos...he sentido como si todos los recuerdos que tengo contigo, se hubieran borrado. He visto nuestras fotos y, aunque he sonreido al vernos, ya no sentí el amor que sentía antes al vernos juntos pero tampoco he sentido ese punzón en el corazón...ese que no es tan agradable sentir porque duele y entristece. Hoy he podido ver nuestras fotos de una manera diferente. También he visto una película, una de esas películas tontas y románticas que a veces suelo ver para relajar un poco mi cerebro...o quizás para recordar algo (aunque no sepa bien qué) a través de lo que veo. En la película de hoy, los protagonistas eran dos personas que se habían casado súper jóvenes pero se separaron apenas se casaron porque el padre de la novia no quería que ella se fuera a Nueva York....esta pareja se reencontró luego de quince años para legalizar su divorcio, no se habían visto en todos esos años, no habían hablado...y, como era una película romántica, claramente terminaron juntos. Viviendo el matrimonio que habían efectuado hace quince años.
Quizás por eso veo esas películas de vez en cuando...son películas y los finales deseados- pero también los que serían muy difíciles en la vida real- están ahí. Encapsulados en un tiempo preciso, siendo una realidad alterna, existiendo sin existir de verdad. Cuando vi la peli, no pude evitar preguntarme cuánto tiempo más pasará para que volvamos a vernos, a hablar...cómo será la próxima vez que coincidamos. ¿Será que aún volveremos a coincidir?
No dudo que así será. Quizás nuestra historia compartida ya terminó...pero también será, probablemente, que aún no me resigno a que este sea el final. Aún no estoy conforme con este final para nosotros y quizás nunca lo esté y quizás el final nunca cambie...nunca lo cambiemos. No importa, sé que puedo vivir con eso. Estoy aprendiendo.
No quiero que malinterpretes mis palabras, no espero un final como el de la película; no pretendo insinuar que la vida nos juntará luego de muchos años y que nos daremos cuenta que nunca dejamos de amarnos. No. Me refiero a un final más digno y a la altura del amor que nos tuvimos. Un final que me permita contar contigo y a ti, conmigo. Aún creo que podemos cambiar el final que le dimos a nuestra historia. Y sé que lo más probable es que sea, entre los dos, la única persona que aún piensa en esto y le da vueltas...quizás soy yo la única que lo espera y que, de alguna forma, lo necesita. No te culpo.
Querido, yo aprendí tantas cosas contigo...y espero que también hayas aprendido conmigo. Aún quisiera escuchar unas disculpas de tu parte, aún quisiera oírlas para luego poder hablar...pero también sé que probablemente nunca se dé y también he aprendido a vivir con eso. O, estoy aprendiendo. Sé que te hice daño y si pudiera, volvería en el tiempo solo para herirte menos y curarte más, con amor. Ahora también sé que me quisiste; si en algún momento lo dudé y te odié por eso...ya pasó. Sé que en su momento me quisiste, quizás no como yo quería, quizás no como lo esperaba y quizás yo tampoco te quise como tú querías que te quisiera. Solo sé que, en su momento, nos hemos querido mucho.
Sigo quebrada, quizás siempre lo esté y quizás algún día conozca a alguien que pueda amarme con todos los pedazos que tengo sueltos. Con todas las piezas que, quizás, ya nunca encajen por completo y también con esas ganas de huir por momentos. Quizás algún día conozca a alguien que me dé suficiente amor como para no querer huir o alguien con quien sienta completa confianza y libertad para huir o alejarme por momentos y, luego, poder retornar. Aún estoy quebrada...pero ya no me avergüenzo de estarlo y tampoco me reprocho por eso. Sin embargo, quiero decirte que, contigo, casi siempre quería huir, pero juntos.
Aún no sé cuándo me volveré a enamorar pero al menos ahora, ya lo considero. Antes, hubo un tiempo en el que sentí que eso sería imposible, que no me volvería a pasar, que ya nunca más iba a sentir todo lo que sentí contigo. Ahora creo que es posible enamorarse una y otra y otra vez.

Hoy te extrañé, y no sé si aún tengas días en los que me extrañas. Tampoco sé si has vuelto a pasar por aquí desde que terminamos. No sé si sabes de la existencia de todas estas entradas que, de alguna forma, no tienen otro remitente que tú.

Ah, y por favor, disculpa por la llamada de hace varias semanas. Aún estoy aprendiendo.

Con todo el cariño que alguna vez nos tuvimos,
Bachata Rosa.

sábado, 11 de marzo de 2017

Say something, I'm giving up on you.
I'll be the one, if you want me to.
Anywhere, I would've followed you.
Say something, I'm giving up on you.

And I am feeling so small.
It was over my head
I know nothing at all.

And I will stumble and fall.
I'm still learning to love
Just starting to crawl.

Say something, I'm giving up on you.
I'm sorry that I couldn't get to you.
Anywhere, I would've followed you.
Say something, I'm giving up on you.

And I will swallow my pride.
You're the one that I love
And I'm saying goodbye.



Say something, I'm giving up on you.
And I'm sorry that I couldn't get to you.
And anywhere, I would have followed you.
Oh-oh-oh-oh say something, I'm giving up on you.

Say something, I'm giving up on you.
Say something...

martes, 21 de febrero de 2017

Sueños

Te he soñado, te he soñado varias veces en este último año. En algún momento te lo quería contar y quizás solo lo dejaré aquí porque cada día creo que el momento de juntarnos para conversar, se hace más lejano. Quizás, como me dijo mi terapeuta, ya no sea algo que tú necesitas y quizás eso también me incomoda o me enoja. Aún tengo días en los que quisiera hablar contigo, en los que quisiera recibir un mail tuyo en respuesta al mío pero luego me siento más tranquila. Sé que demoré en responder, sé que, para el tiempo en el que recibiste mi mail, lo más probable es que tú ya hubieras cerrado el círculo/ el libro/ tu proceso...y que ya no necesitaras, o necesites, hablar conmigo para poder ser dos personas que se quisieron mucho y que pueden llevarse bien. Ahora soy yo quien lo necesita, o necesitaba, pero me tomé el tiempo necesario para sentir que ya podía hablar contigo sin que eso signifique terminar, una vez más, confundida, triste y quebrada. 
Cuando entendí eso, cuando empecé a reconocer mis emociones y a perdonarme para luego poder perdonarte; comprendí, con ayuda de mi terapeuta, que me molestó y me dañó mucho no sentirme cuidada. Me sentí engañada de alguna forma y también me sentí completamente vulnerable por haber sido sincera en cada palabra que te dije la última vez que nos vimos...y luego saber que tú me mentiste, me dolió, me sentí expuesta y frágil y sentí que no me cuidaste. 
Tú me rompiste.
No rompiste mi corazón ni mis ilusiones de tener una vida entera junto a mi primer amor. No rompiste mis ganas de enamorarme y vivir mil aventuras y querer con ganas y sin miedo, porque, al final, ya sé que de amor no se muere. Tu me rompiste. Imagíname como un gran pedazo de vidrio, o de cristal, e imagina que alguien o algo choca fuertemente contra ese pedazo y este pedazo estalla en mil pedacitos. Así quedé yo. Tú me rompiste y fueron tantos los pedazos que demoré en poder unirlos y aún me encuentro en ese proceso. 

Te he soñado y en cada sueño también he soñado a tu novia. Lo más increíble- y saludable para mí- es que no la odio y tampoco siento algo malo hacia ella; al contrario, incluso de alguna forma, siento que ella fue como esa barrera necesaria para no volver a recaer en nuestras típicas ideas y venidas. Con esto, no quiero decir que tú no la quieras en serio y que no hayas elegido iniciar algo con ella, sin otro deseo que no sea el de volver a amar. 
Te he soñado por días seguidos y casi toda la noche. Han habido sueños que me han dejado una sensación de tristeza y nostalgia que han durado varias horas durante el día. Una noche soñé que estabas muerto y yo consolaba a tu madre y muchas personas me consolaban, también. Esa noche, en mis sueños, seguíamos en la situación en la que estamos, sin hablarnos por mucho tiempo, sin saber unx del otrx, sin habernos dado la oportunidad de poder ser dos personas que se quisieron y que ahora, al menos, son capaces de saludarse. En ese sueño, aún sentí cariño por ti; cariño de pareja. No imaginas cuántas veces quise saber de ti ese día, saber que estabas bien, pedirte que te cuides...pero también sabía, de alguna forma, que estabas bien y empezaba a dudar de si mis ganas de pedirte que te cuidaras no eran solamente mis ganas de saber de ti, disfrazadas desde otra preocupación. Así que preferí no escribirte, no intentar hablar contigo. 
En otro sueño, tú me buscabas, como pareja. Me buscabas, me abrazabas, intentabas besarme y permanecíamos juntxs por mucho tiempo...pero luego recordabas que tenías novia y yo te decía que no me buscaras, que estabas en una relación. En mi sueño, sentíamos deseo, manteníamos ese estado de tensión antes de los besos, durante mucho tiempo y luego, desperté. Recuerdo que ese día desperté recordando corporalmente, las sensaciones que me provocabas cuando estábamos juntos...qué increíble es la mente y el cuerpo, cuando están conectados de una manera tan íntima que nos permiten revivir sensaciones que nos hace estremecer por completo. Ese día no me asusté ni me reproché por haber soñado contigo o por haber sentido todo lo que sentí, solo respiré, respiré muchas veces y medité un poco. Aclaré mi mente y me perdoné un poco más y me abracé. 
Últimamente, he soñado contigo varias noches seguidas, he despertado pensando en ti e incluso alguna vez vi si ya estaba desbloqueada (también hay todo un simbolismo detrás de bloquear a alguien pero realmente prefiero no pensar en eso y quizás tú tampoco quieras). Aunque no recuerdo los sueños, recuerdo haberte visto con ella. De alguna forma, no haber omitido tu relación en mis sueños, me daba calma al despertar; siempre, desde que ya no estamos, te he soñado con ella. Quizás soy tan rígida en algunas cosas que no me permito olvidar ciertas cosas ni en sueños pero está bien, es parte de mi proceso y de cómo soy. 

En los últimos días, he dejado de soñarte y de sentir con tanta intensidad todo lo que sentía. Creo que los sueños que he tenido han sido de despedida. Quizás por eso me atrevo a escribir de esto, porque, de alguna forma en todo este año y un poco más que ha pasado, siento por primera vez que, desde el fondo de mi alma, te estoy diciendo adiós y eso, creo que es necesario escribirlo.
Te estoy diciendo adiós de diferentes formas y quizás esta sea de las últimas entradas del blog porque, en algún momento, dejar este blog e iniciar otro, será un paso más para despedirme por completo. Por fin siento calma, me siento tranquila estando conmigo y me siento mejor por saber que, a pesar de tomarme todos estos meses, estoy siendo capaz de despedirme de alguien que significó tanto para mí; como tú.