martes, 31 de mayo de 2011

Un día cualquiera




No hay nadie en este mundo que me separe de ti, cada noche yo te llamo por teléfono & ya no es para recordarte cuánto te amo, es para saber tu estado, cómo te fue hoy, si fuiste a la playa o te quedaste en casa, si comiste o si hoy no tenías hambre, y ,a veces, solo por descuido te digo que te extraño, lo siento pero hay días en los que tu ausencia se acrecienta & no es fácil evitarlo, no es fácil vivir así. Son las seis & media, todos los días mientras vuelves a tu casa, en algún bus, me llamas, el ruido estorba & ensucia nuestra pequeña conversación, pero no importa, no importa nada porque tú me has llamado, como ayer, como hoy, como sé que lo harás mañana. Es un nuevo día, no he podido dormir sino hasta la 3:30 de la madrugada, tengo clases a las dos de la tarde & no quiero ir, no he hecho mi ensayo, no tengo ideas, no escribo, no pienso, no leo, no hago nada. Sigo en mi cama, veo el reloj, el minutero avanza & el sonido que provoca es la insinuación que provoca que me levante, tienda mi cama, vaya al baño, me duche, me cepille los dientes, me cambie, desayune & me quede viendo el techo del comedor & así me quede por un tiempo indefinido, hasta que llegue la señal de movimiento a mi cerebro, a mi aún dormido cerebro. Leo un poco, entro a facebook, lo cierro, lo abro, lo cierro, lo abro otra vez & de paso lo maldigo con una sonrisa cómplice, llega el momento bendito del aburrimiento tecnológico- & quizás también de leer esta nota, espero que no- apago la laptop, cojo un bolso con lo necesario: llaves,celular,billetera, labial,espejo, papel, cámara & ,si entra, agua. Salgo de casa, tomo un bus, lo tomo en dirección contraria a m ruta habitual, veo por el vidrio & otra vez sin darme cuenta ya estoy sumergida en mis pensamientos, total & completamente absorta en ellos. Llego al último paradero, es un barracón, un extraño se me acerca, es simpático & eso me sorprende, me habla de la vida, de su vida, yo camino & en la mente me pregunto qué hago ahí & quién es ese ser, llego a una tienda, compro un cigarro, ¡rayos! cuándo entenderé que fumar no es mi vicio, lo boto & me río de mi estupidez-de haber comprado algo que no sé usar- llego a otra tienda, esta vez pienso un poco más, compro un Casino de menta, lo sé, son más calorías pero al cacho, es más placer. El tipo se ha esfumado, estoy sola otra vez, veo mi reloj & este marca las cinco de la tarde, me alegro, veo el cielo, el horizonte & corro, corro a donde pueda ver el sunset, llego a una pequeña colina, es el mejor atardecer de mi vida.
El rosado se vuelve naranja & el celeste es morado, el verde asoma como una sombra, y el amarillo es fuego; rió & veo el cielo, río & sin saber ya estoy llorando, lloro con una sonrisa que delata mis hoyuelos. Sonrío, río & lloro, ¡bendita complejidad humana! He vuelto a casa, son las nueve, voy a mi cama, me acuesto, no duermo, no puedo. He corrido las cortinas & vuelvo a ver el cielo, el mismo cielo que hace unas horas me regaló el más precioso atardecer, ahora que lo veo, me enamoro, me enamoro de su luna, de su bola blanca que brilla, que me refleja. Sigo sin poder dormir pero igual me meto a la cama, recuerdo mi día & me siento cansada aunque no haya hecho nada, me siento cansada por que hoy elevé mis emociones, hoy volví a sentir una lágrima por mis mejillas, hoy reí; eso no tiene precio.

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