jueves, 10 de mayo de 2012

Se los presento, a medias. (uno)

Dejen que les presente a alguien, al personaje de quien ya tanto he escrito. Claro, todo es ficción. Thi i not about me, is about "she/her". 


A ese famoso homo sapiens que ha tenido el honor de ser descrito, halagado, insultado, extrañado, deseado, aborrecido, pero sobre todo, ha tenido el gran honor y placer de ser el primer chimpancé evolucionado por el cual desarrollé sentimientos complejos, bipolares entre sí. A ese ser le di todo lo que ya les contaré, menos, "mi virtud" (así que si esperaban leer fechorías sexuales, mejor cambien de blog).

Este ser que físicamente fue dotado con las características inversas a las de una mujer, no tendrá nombre alguno por que no encuentro seudónimo que me complazca ni que tolere. Claro, párrafos más adelante ya lo llamaré de algún modo peculiar, ya lo leerán...

Caballero por excelencia, claro, los primeros años. Apenas lo conocí, sentí cierta atracción. Luego, sin más pasado juntos que una fiesta en la que me preguntó por el más "bravo" de mi promoción, estuve con él. Sí, aquí se puede notar lo "selecta", y "difícil" de conquistar que fui en mis primeros años de hormonas alocadas por el género complementario. 


Algo que merece mención es lo ordenado que era, a veces sentía que los roles en mi relación, estaban intercambiados.  También, y ya con un poco de auto control que si no solo mostraré el lado amable, and this is not the idea , era responsable, aunque él siempre quería parecer espontáneo. Bueno, también lo era.

Este producto bien formado,pero con defectos, me enamoró cuando ya éramos pareja, antes no. Y no fue hasta pasar los casi 3 años de quasimatrimonio cuando empecé a notar que mi mundo rosa, en realidad, era una fantasía.
Él, ladies and gentleman, me hizo volar, aterrizar, darme de bruces contra el piso, elevarme otra vez, sentir que ya era una experta voladora...y...en el punto máximo, caí sin salvavidas. Ni siquiera con un globo de helio que me ayude a suspenderme en el aire. Pero bueno, yo tampoco fui una santa. Eso hubiera sido peor, ya saben, mejor ser un involucrado que ser la víctima (pensamiento frívolo #1)

Uno de sus mayores defectos lo perdió conmigo. Error, su peor defecto lo acogí yo por medio de los besos, o qué sé yo. No podía pedir perdón, no podía ir tras él, no podía pero quería. Luego, al pasar el tiempo, creo que le devolví su préstamo y yo me vi desprovista de esa máscara que hace que solo sientas el derecho de ser perdonado, buscado, esperado pero de no ser recíproco. Sí, el orgullo, en nuestra empresa, fue una base que nunca nos entorpeció del todo pero, quizás, sin él de por medio, aun seguiría en mi mundo rosa.

Con el paso del tiempo, los suceso, los problemas, los encuentros, los perdones, los casi revolcones, y todo lo demás...nos perdimos. Yo me alejé, él no corrió más. Claro, yo se lo pedí. Luego, cansada de andar sin rumbo y con la plena certeza de que aún lo tenía cerca, lo busqué (todo es figurativo, por favor) y no imaginan con qué me encontré. Amigos lectores, el olvido fue mi amigo. Amigo mío y de mis sollozos, mis grados extras de alcohol en la sangre y las tantas veces que lo mandé a la mierda (nunca tan literal) mientras cantaba cada canción del cancionero que él me regaló (no, no lo compró. Él lo imprimió, lo anilló, lo resaltó y seguro hasta lo llenó de besitos y le roció su perfume antes de dármelo)


¿Se les hace familiar la historia en la cual el mismo día que la chica (o chico) se da cuenta de que está in love, otra vez, del chico (o chica) que dejó, va en busca de la segunda/tercera/cuarta/quinta/infinita oportunidad? Pero al final solo recibe como respuesta un "Ahora te amo pero dentro del contexto de una amistad".
Qué creen, yo sí.
Y, adivinen un poco más, sí, fui yo la que fue en busca de la (sinnúmero) oportunidad. Y antes de que piensen "pobrecita, siendo mujer va y le pide al chico una oportunidad" les diré que no fue tan explícitamente así. Pero, si así hubiera sido, les diré simplemente dos cosas:
1.- Soy mujer, no el segundo invento luego del hombre.
2.- Es el siglo XXI. Y sí, amo el amor de antaño, pero también lucho por la equidad de géneros.

Bueno, así pasa cuando sucede. Mi asociación con Kleenex, películas del típico paquete americano y mis noches de mojar la almohada hasta en sueños, duró exactamente dos meses. O, para que se lea más dramático: 61 días, con su "yapita" unos 64; es decir, 1536 horas. Vi la luna en todas sus fases, siempre con los ojos brillosos.


Ahora, ¿se les hace familiar la historia de novela mexicana en la que el chico (o la chica) ama a la chica (o al chico) pero sin embargo sabe que lo mejor es estar lejos? No olvidemos que también sabe que ella (o él) aún lo ama. Es decir, masoquismo del más puro. 
Otra vez, yo sí.
Exactamente dos meses después de haber mantenido distancia él reapareció y, como ya solía pasar, la mató con sus palabras. (Él, cuando habla, dispara. Bang! Bang! muere...)
Ella, en esos 64 días había sido la enferma con mil enfermeras y algunos doctores. Mejor dicho, había estado bajo el cuidado y la vigilancia de sus amigos, los verdaderos.

Como decía, él se transformó en el "Mr. I know what's the best for you"  y sin ánimos de querer hacer polvo los pedazos rotos de mi corazón, decidió alejarse. Según él, claro.

En dos horas y cuarenta dos minutos él provocó un giro de 360° en mi recién encontrada paz.Claro, siempre pasa.  Y aquí les pongo la frase que hizo que me deprimiera de solo pensar en cuánto gasté en kleenex y el tiempo que invertí en disimular mis ojeras: "nunca te vi como una amiga y creo que nunca lo haré". 
Está bien que yo sea indecisa, un poco mentirosa y sobre todo sea torpe y distraída pero al menos, (y eso es un gran "Oh God, thank you" ), no me creo capaz de inducir a alguien a un dolor tan grande como falso. Eso no.


"Ahora, hay más por contar, pero, por ahora, ella está mejor, ya no gasta toda su mesada en kleenex. Créanme, eso, para ella, es como haber dejado los pañales cuando fue bebé."















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