sábado, 15 de noviembre de 2014

En la mayoría de películas americanas que he visto, las parejas se perdonaban, volvían y eran felices para siempre. Al menos, hasta el final de la grabación. En la mayoría de libros que he leído, el amor iba más allá del contacto físico y los finales eran la separación de la pareja. Una separación más física que emocional, algo que iba o que va más allá del cuerpo, de estar juntos en la misma cama, en la misma casa, en un espacio físico compartido. Puedo disfrutar ambos pero siempre, siempre, le daré mayor valor a un libro, por regalarme la libertad de poder imaginar a cada personaje y de vivir con ellos en la mente lo que dure la lectura del libro entero y algunos días más; los días en los que no quieres guardar la historia en los cajones de la memoria porque aún está fresca pero pasa, poco a poco te despides de ella y, cuando la extrañas mucho, solo buscas el libro y lo abres en cualquier página o en la página que tiene la frase que no puedes olvidar y que quieres aprender bien, con cada palabra y cada signo de puntuación. El vivieron felices para siempre es muy simple para una vida tan caótica y a prisa como la humana pero las separaciones y los finales infelices son muy fuertes para lo débiles que somos aunque no nos demos cuenta de eso. (Terminar)

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