domingo, 23 de noviembre de 2014

Oferta y demanda

Si me ofreces dos minutos de tu tiempo pero sientes que demando más de lo que tienes, entonces, no es una buena oferta.
Si me ofreces todo el tiempo disponible que tienes pero sientes que no es suficiente para mí. Entonces, mi demanda es exagerada y tu oferta no la cubre.
Si demando solo un rato a solas y puedes ofrecérmelo pero sientes que es mentira, que demando más que eso, entonces, es una demanda falsa, al igual que la oferta. Es un trato que se cierra con un sabor a disgusto, a que 'algo falta'.
Si no demando tiempo de tu parte y acepto lo que ofreces, sentirás que solo me conformo y te irás con un sabor de mediocridad aunque ese no sea  mi fin para ti.
A veces, la demanda y la oferta no son compatibles.
A veces, quienes hacen la oferta y la demanda, son los que no son capaces de comprender lo simple y buscan siempre lo que falta en lugar de disfrutar lo que hay, lo que se tiene.
Entonces, a veces, cuando no se ponen de acuerdo entre ellos, el trato no se da. Cuando eso pasa, se suele ir en busca de otra oferta o demanda. Solo a veces, en casos excepcionales, se llega a un arreglo porque, al final, se dan cuenta que, por más crítica que parezca la oferta o más excesiva que aparente ser la demanda, son las únicas que calzan con lo que ellos buscan. Al menos, por ahora.

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