domingo, 2 de octubre de 2011

HOY, ¿empezando a ser yo?

Hoy te recordé como lo hago todos los días, aún no puedo dejar de hacerlo y no me voy a obligar a hacerlo de un día para otro, no puedo, es inhumano, es injusto y es estúpido pretender que alguien deje de sentir tan rápido, eso se lo dejo a los que se creen robots. Hoy vi el libro que me hiciste, las canciones, lo cogí con los ojos cerrados porque no quería ver la portada- y ahora mismo tengo el libro en el regazo con la portada al frente, la veo, te veo y los recuerdos son un torbellino- solo quería el menú, voy a poner un playlist en mi blog y quería el título de muchas canciones que me dedicaste, son hermosas. Lo abrí y estaba decidida a cerrarlo en máximo cinco minutos, ahora te digo que lo tengo ya casi una hora y a ti ya te di muchos besos, bueno, a tu foto, a nuestra foto. Hoy me di cuenta que a pesar de todo no quiero ser ingrata contigo y mucho menos con nuestros recuerdos, al menos con los míos. Hoy me di cuenta que no es solo olvidar todo, o fingir que lo hago porque en realidad no se olvida, se guardan los recuerdos, eso es muy diferente. No quiero olvidarte, aunque sé que debo no lo haré, eso no quiere decir que vaya a seguir igual que hace unas semanas, no. Voy a recordar lo justo y necesario y con el tiempo podré recordar todo y todo lo que recuerde me causará sonrisas de los "viejos buenos tiempos", me sentiré una abuelita que le cuenta a sus nietos sobre el chico que la enamoró por primera vez, así me sentiré aunque no llegue ni a los 20. Yo no quiero un amor perfecto, aunque el que tú me diste se asemejó mucho a eso, con el tiempo maduraba- el amor, no yo- y ya no era tan rosa como al principio, sí, lo admito, al principio me chocó, me movió el piso, me desacomodó la mente y el corazón, pero eso era signo de que tanto tú como yo ya dejábamos de ser dos niños que jugaban a las cartas de amor, los piquitos, los regalos cada aniversario y todo lo demás; ahora dábamos otros pasos, no nos acelerábamos pero tampoco estábamos estancados. Hoy empecé a entender que no es necesario eliminarte de todo, aunque eso puede resultar terapéutico. Hoy he visto el celular más de lo que lo he visto en días, tal vez semanas y por momentos lo agarraba y marcaba tu número y en ese preciso instante recordé cómo me puse ayer, sí, ayer te llamé y gracias a la vida, el destino, Dios, karma, etc. que no contestaste, luego de eso apagué el celular, mi voz estaba entrecortada, las lágrimas brotaban de manera automática y toda yo era un manojo de nervios, lo prendí a la hora y vi que me habías intentado llamar cuatro veces, lo mejor que hicimos ayer fue no contestar las llamadas que nos hicimos, fue lo mejor. Al recordar todo esto, mis ganas de llamarte se minimizaban, aunque no se anulaban. Hoy he besado tu foto y lo he hecho con ganas, he dejado mis labios pegados a los tuyos por varios segundos mientras las lágrimas- otra vez y ya muy frecuentes últimamente- corrían por mis mejillas y me recordaban que llorar es bueno pero no hay que hacer solo eso. Hoy tengo tanto por decirte, por contarte, por pedirte, por darte. Hoy es un día más, hoy son dos semanas exactas y puede que por eso me pregunte cómo es que será el próximo domingo, ¿será la tercera semana o será mi debilidad la que me gane? No lo sé. Ya no predigo el futuro, ni siquiera el más próximo, ni siquiera el que depende de mis decisiones, ya no lo hago porque nadie sabe qué pasará mañana, ya no lo hago porque ya no hay qué proyectar contigo, ahora solo tengo que enamorarme de mí misma y eso no es un futuro que deba profetizar, ese es el presente. Mi presente.

Todo esto es producto de
recuerdos y algo más, todo esto es
mucho para mí, puede que para ti
pero para nadie más, como ya lo dije
aunque no sigamos juntos hay momentos
que no olvidaré, ya que hacerlo sería
dejar de lado la
MAGIA, la que alguna vez
fue nuestra.

Gracias, gracias a los dos.

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