sábado, 31 de marzo de 2012

Quizás, tomarse la vida con un poco de ligereza cuando los pensamientos se hacen densos, no es pecado. Quizás es lo mejor que puedes hacer. Quizás, es lo que deberías hacer. Y, quizás, la sensatez que ahora tienes se haga lúcida cuando decidas intentar.

Tiempo neutro

Ya pasó un mes y un poco más desde que no sé de ti, y parece que el tiempo se hubiera reducido, como si los días enteros solo contaran como minutos que pasan.
Ya es otoño, equinoccio. Y así, cada día que pasa, estamos más lejos de la brecha que partió nuestro camino, esa que lo dividió y , sin dudar, o tal vez dudando, decidimos repartirlos. Uno tú, el otro yo. Y fue como esa palabra que entre nosotros nunca existió, SUERTE, te ayudó a elegir el más fácil.
Quizás las voces que me acompañaron nunca se equivocaron. Quizás fui yo la que debió escuchar antes de actuar, mucho antes de actuar. Y me doy cuenta de esto leyendo a alguien que fui, hace algunos años. Diferentes cartas, en distintos momentos, pero en todas, las mismas líneas. La misma palabra. Olvido.
Ahora, cuando al fin dejo que el tiempo se haga cargo de mi memoria, puedo ver una película que por momentos me hace estremecer, pero no me asusto, fui yo alguna vez. Pero ya no.


"Y ella, sin dudar, tomó una decisión. Por fin, después de muchos años, lo hizo sola."

Si alguna vez escribí que el amor tiene un proceso, ahora, también, diré que el DESAMOR conlleva tiempo.

domingo, 18 de marzo de 2012

Hay que nadar

Ya lo había pensado, lo había sospechado y luego, había eliminado ese quasi absurdo pensamiento de su mente, ya que si seguía con el mismo, no sobreviviría. Porque hasta ahora eso hacía, sobrevivir. La vida para ella empezaría cuando, por fin, se decidiera a romper cualquier tipo de cordón umbilical que aún la retenía, o, según ella, la protegía. Aunque a veces ese tipo de protección la lastimó, mucho más de lo deseado o indicado. Y siguió así, tratando de eliminar ese pensamiento, porque si lo lograba, también se iría el temor, el temor de que todo se haga realidad. Ella, ya un poco débil pero aún con esperanzas, sabía que algo así, ahora, la aniquilaría. Literalmente, la mataría por dentro. Hace poco, realmente poco, le pasó algo que ella creyó que la hundiría. Y se hundió. Y, a las semanas, salió a flote, salvada. La habían sacado, se había esforzado. Había usado el tiempo para pensar en lo que le pasó, y aunque a veces sus mejillas se mojaban, logró sobresalir. Con ayuda. Sola. Pero no fue así. Todo fue un espejismo, todo estaba tan fresco, tan débil, tan reciente, que cualquier imperfecto haría que todo el proceso se detuviera, retrocediera. Pareciera que a la vida le gusta jugar con ella; por ahora, un juego que a ella no le gusta. Es como si se hubiese subido a una montaña rusa infinita, imparable, cada vez menos domable. Otra vez, cuando ella recién disfrutaba de poder respirar sin sentir hincones, la hincaron aún mas fuerte. Donde más duele. Dicen que una foto vale más que mil palabras, a ella le hablaron cuatro mil palabras. De pronto, y ya algo casi cotidiano, sus ojos eran dos luces intermitentes, tan brillosas como acuosas. Tan tonta. Tan sensible. Tan ella. Sin darse cuenta ya se había hundido y buscaba ayuda, buscaba algún salvavidas, o mejor varios. Lástima, no encontró ninguno. No se permitió encontrarlo en ese instante, solo se aisló. Pasó el tiempo, rápido y lento. Rápido cuando estaba ahogada. Lento cuando intentaba salir a flote, otra vez. Otra vez. Pobre, espero que no termine ahogada, pues dicen que es la peor manera de morir.

Y, en ese momento, se sintió muerta pero también se dio cuenta que algún día, alguien, la resucitará.

domingo, 11 de marzo de 2012

2012

Este año lo esperé con esa máxima excitación de cuando uno espera lo que cree será su salvación, o lo mejor que le puede pasar en la vida. Al menos en ese momento. Pero como casi siempre me sucede cuando espero o recibo algo con tanta alegría, no funcionó. Al menos no hasta ahora. No como quisiera que funcionara. Esa noche del 31 dije tantas veces, a tantas personas, que todo les iría bien que quizás olvidé decírmelo a mí, o no me lo dije lo suficiente como para que suceda. Sí, quizás fue eso lo que pasó. No espero los milagros que suelen suceder en Octubre-bueno, para mí eso era antes- o algo realmente fantástico que cambie mi vida cual cuento de hadas. A quién engaño, puede que ese sea el problema, aún hay alguna parte de mi ser que cree en eso, en los cuentos rosa. Aún. Una extraña sensación de sentir que en mi vida ocurrirá algo realmente fascinante que cambiará mi vida. ¿Es tan malo creer en eso? No lo creo. Eso espero. Supongo que sí, este año ya pasó esa extraordinaria cosa que esperaba, pero sin ser tan extraordinaria. No para ser feliz al instante, si no...para ver la realidad de la que no soy consciente hace más de un par de años, más tres. Fue el momento en el que, siendo noche de verano, sentí el invierno en el alma y el otoño en el corazón. Y ahora, como digno ser humano, espero la primavera. Y , ¿saben qué es lo peor?¿O mejor? Que aún así sigo en la espera de que algo extraordinariamente bueno me pase, aún así.
Hace poco se me ocurrió un ejemplo algo extraño pero que tal vez ya existe, o algunos también ya lo han pensado. Todos somos como un punto en la Tierra, solo que muchos no nos damos cuenta de eso porque nunca antes nos hemos sentido como eso, como un punto. Ser tratado de manera única y especial por solo otro punto te hace sentir como algo más que un punto, ya no eres un punto nunca más, o nunca lo fuiste. Sin embargo, cuando te sientes como eso, como un punto, por primera vez en tu vida, sin intención de dramatizar, es horrible. Y a eso se le llama ser normal. El miedo a ser normal y ya no especial. Aunque luego te darás cuenta que la vida no es tan cruel y te sentirá especial de todos modos, pero para eso necesitas tiempo. Tiempo y buen humor.

"Yo aún necesito tiempo y el buen humor a veces escasea, solo a veces."